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Mostrando las entradas de agosto, 2020

La mujer que danzaba entre las mariposas

 Años atrás, en un lugar lejano donde abundaba solo el amor y la esperanza, existió una tribu en las afueras de la Amazonia. Estos poseían una fuerte relación con la tierra y los animales que yacían a su alrededor. Cotidianamente se los veía descalzos caminando en manada hacia los amaneceres. Era como una especie de ritual que los había llamado, no saben bien cuando comenzaron a practicarlo, pero una vez que los rayos del sol se asomaban por los agujeros de sus chozas, salían sujetados de la mano para abrazar un nuevo día. “Surya Namaskar” decidieron nombrar a este amor incondicional que los convocaba a saludar al sol. Un día, contemplaron a lo lejos forasteros que se acercaban. Sus instintos no los engañaban, no buscaban nada bueno por allí. Los extranjeros se acercaban cada vez mas al pequeño hogar de la tribu. -Buenos días – proclamaron con su llegada. Venimos por parte del Rey Juan Pablo Tercero, nos han solicitado llevarlos a Londres para que adopten nuestras costumbres con el fin

Domingos

 Me duelen los domingos Donde tu ausencia Se hace ruido en esta casa. No estas, Me lo repito y aun no lo creo. No estas, Y nada puedo hacer. Si pudiera,  Tal vez, Jugaría con Dios a las cartas Y le preguntaría  Por qué ya no veo tu reflejo, Por qué tu sombra  Desapareció de las paredes, Por qué esta presión en el pecho Me ahoga, Me sofoca. Me dice Que los domingos Son de esos días En los que la angustia toca la puerta Y no estas vos  Para abrirla.

El recuerdo del agua

-           ¿A qué te recuerda el agua? Preguntaste sin dejar de mirarme, como si esa pregunta hubiese aparecido en mi rostro. Aun no se que fue lo que me dejo tan desconcertada, tal vez el hecho de que no es una pregunta casual, no es un interrogante cualquiera. Me encontré deambulando por varios minutos en tanto tus ojos se posaban inquietamente en mí. -           Bueno… -finalmente respondí- me recuerda a mi madre, cuando yacía en su vientre y solo conocía lo que era el amor. También me hace acordar a los días de verano, esos en los que el sol te doraba la piel y solo esperábamos con mis hermanas a zambullirnos en ese mar de vitalidad, que nos traía la niñez. En los que las preocupaciones se reducían a que jugar primero. A su vez, me recuerda a los días fríos en los que el invierno congelaba los corazones y la lluvia calaba los huesos. Esos eran mis favoritos; los niños correteaban por el jardín mientras el olor a café se desprendía de los rincones. La sonrisa que traían mis hij

Punto

 Incontables veces Me pregunte Cuál era el punto de todo esto. Ese punto Que se escabulle por mis miedos Que se esconde dentro de mi dolor. Aquel, Que me mira Con tanta frialdad Que me congela los huesos. Ese maldito punto Que solo sabe decirme Que ya no estas en mis dias, Ni en las noches, Y que no estaras  En esta soledad Que solo pregunta ¿Cual era El punto De  Que  Te Vayas?