Como podés ser tan hija de puta, me dijiste. En esas situaciones, solo agachó la cabeza a objetos que nunca me detuve a contemplar. Como me pudiste haber hecho esto a mi. Por ejemplo el mantel tiene ciertas flores que no están pintadas de la misma forma, algunas están con puntillismo. Sos una forra de mierda. Otras son más irregulares, con cierto aire infantil. No puedo estar más con vos. Y no solo hay flores en el mantel sino teteras, y tazas. La puerta hace un estruendo ensordecedor. Cuando me quedo sola, es más difícil esconderme de mi. Ojalá no la hubiera lastimado. Las flores del mantel ahora cobran un horrible color gris.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Hablarle a la nada

S

Ojala haga frio