Parece mentira que estás ahora. Qué no te inventé, que tú carne, que tus huesos, que tus besos son tan reales. Y yo embebo tu cuerpo, mientras decifro tus ojos. Parece mentira que tu boca está allí, que no la estoy imaginando. Que tus piernas están cruzadas con  las mías, que son tus manos las que recitan cada uno de mis poemas. Qué es tu pelo el que pinta mis amaneceres. Parece mentira, porque la soledad podría tocar mi puerta en cualquier momento, porque podrías ser tan solo un espejismo. Y sin embargo, allí estás, tendida en mi cama. Desmintiendo todo.

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